Las historias que vemos en el cine suelen ser un escape a la realidad que vivimos en nuestra vida diaria. Por mucho tiempo nos ocupamos en narraciones que jugaban más en el campo imaginario que en el plano un poco más real.
Pero llega un punto donde las vivencias comunes y ordinarias en una parte del mundo pueden sonar a ficción para otros lugares del planeta, o también pueden rimar con nuestra realidad.
Tal caso llega de la mano de Justin Lerner y su nueva película Cadejo Blanco. La cual nos cuenta la historia de “Sarita“, una joven de la clase trabajadora de Guatemala, quien se une a un grupo de “mareros” para investigar la desaparición de su hermana.
La actuación del elenco, conformado por Karen Martínez, Rudy Rodríguez, Brandon López, Pamela Martínez y Juan Pablo Olyslager, es, por demás, excelente, en ocasiones se siente tan real que puede sentirse la desesperanza a través de los diálogos. La fotografía, a cargo de Roman Kasseroller, aleja el mal del “filtro naranja” que Hollywood ha impuesto cuando se habla de países latinoamericanos en la pantalla. Cada cuadro de muchas escenas podría ser digna de una fotografía de exposición.
El nombre de la cinta “Cadejo Blanco” refiere a un mito del folclore guatemalteco sobre “El Cadejo” un animal de cuatro patas que no es ni bien un lobo o un perro, sino una amalgama de ambos que se dedica a proteger a las personas de cualquier daño, acompañándolas sin que estas puedan verlo.
La cinta se ha mostrado en el Toronto International Film Festival’s Industry Selects section y ha causado sensación en este festival del norte del continente, ahora es traída a México por el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG).
A pesar de tener toques de fantasía, la cinta no deja de sentirse real. Filmada en la nación hermana de Guatemala, la historia de Sarita se siente cercana para cualquier persona que viva en casi el 80% de las comunidades de clase media de Latinoamérica. Para el otro porcentaje tampoco es tan ajena.
Cadejo Blanco se siente y se ve como un film lleno de corazón y entrega por parte de todo el cast y crew de grabación. Las escenas y situaciones plasmadas en la pantalla son un ejemplo de una historia, como muchas, de las cuales se pueden saber en las calles de cualquier país del occidente del atlántico.
Si tienes oportunidad no puedes perderte de este pedazo de película que, sin dudas, te hará pensar qué tan lejos has estado de una “Sarita”.