Oppenheimer: La cruda e impresionante Opera Magna de Nolan

Oppenheimer es, sin duda alguna, la mejor película que ha presentado Christopher Nolan desde Inception en el 2010. Y no, no estoy exagerando, de verdad las 3 horas que duda este metraje valen totalmente la pena. Déjame explicarte más a detalle:


Nolan se ha caracterizado por diferentes cuestiones, desde Following en 1998, hasta Tenet en el 2020, sin embargo algo que lo ha lanzado a la fama es su manera de contar historias: siempre histriónica, siempre grande, siempre con un extra, incluso a veces, siempre exagerada, cosas que el espectador agradece,.

Sin embargo, a opinión personal, ninguna historia, desde su película sobre implantar sueños, ha sido tan memorable, hasta ahora. Si bien nos dio Interestellar, la conclusión de su trilogía de Batman y, recientemente, Tenet, el director, a mi parecer, estuvo “preparándose” para usar todo lo que aprendió desde el 2010 hasta ahora.

Los VFX usados en Tenet, o Interestellar, el storytelling de Dunkirk, y su continuo trabajo con Hans Zimmer parece que fueron un cierto tipo de semilla que germinó en Oppenheimer. El actual estreno de Nolan presenta formas muy fáciles de entender cómo es que el mundo de la física, oculto para muchos, se presenta a su protagonista a través de unos efectos especiales muy bien logrados. La música, esta vez hecha por Ludwig Göransson, tiene la cantidad exacta de volumen y de tensión que se necesita en momentos donde vas a estar a la orilla de tu butaca. Los silencios también están aplicados de una manera excelsa. Los cortes de continuidad, que parece haber usado en Dunkirk de manera muy rudimentaria, aquí están muy bien hechos con solo un cambio en el color de la pantalla.

En cuanto al reparto, a pesar de que tiene varios actores fetiche, en esta ocasión Cillian Murphy ofrece un abanico de emociones muy ad hoc a lo que vive Oppenheimer a lo largo de la cinta. Emily Blunt tiene que estar nominada a mejor actriz de reparto por su papel como la esposa del protagonista. Otro que sin duda merece una nominación es Robert Downey Jr. No es fácil quitarte la capa de supehéroe (o en este caso la armadura) e investirte con la piel de un ser humano lleno de fallas y con intereses muy cuestionables de poder, con todos los sentimientos que se necesitan plasmar en las grabaciones para que el público entienda perfectamente quién es quién en la cinta.

Oppenheimer es una clara muestra de que al final, los verdaderos enemigos de Estados Unidos son los que ideológicamente son contrarios a ellos. No importa si son Alemanes de los 40’s, rusos que supuestamente son “sus aliados” o países que a priori no representan un enemigo a vencer, pero sí un potencial amenaza, solo por el hecho de tener una visión distinta de la economía y el sistema que la sostiene. Lo importante es ganar, ganar a toda costa. Usar a quien sea necesario usar y desecharlo cuando ya deje de ser una pieza para el gran juego que están jugando.

Un pequeño detalle que quiero agregar es que si eres un ñoño de la historia o de la física, el gran elenco de científicos que se mecionan, ya sea de manera de diálogo o con su presencia en pantalla, es un homónimo a lo que se sentía cuando en otros proyectos de cine mencionan a -ese- personaje que hace que te emociones. Detalle importante es verla en IMAX, para que tanto el sonido como la calidad de la cinta se puedan disfrutar de la manera en que Nolan la pensó.

Para finalizar, crean el entusiasmo por Openheimer, sin duda es uno de los trabajos mejor hechos por Nolan. Todo lo que probó en producciones pasadas llevan a esta película a un grado de perfección que el director tenía sin alcanzar desde que finalizó su trilogía de Batman.