Halloween Ends: cierra de manera inesperada la saga con ritmos poéticos.

En 1978 el cine de terror norteamericano se reinventó gracias a “Halloween”, un slasher rodado con un presupuesto modesto y que inesperadamente se convirtió en la película independiente más taquillera de la historia (superada hasta 1999 por “El Proyecto de la Bruja de Blair”)

El “Halloween” del maestro John Carpenter nos introdujo a dos iconos del cine de género: Michael Myers, asesino enmascarado que regresa a su pueblo natal luego de ser encerrado tras asesinar a su hermana siendo un niño y que se escapa 15 años después y a Laurie Strode, una joven niñera que se niega a ser la víctima del psicópata y colocándola como la “final girl” más honorable. Lejos de la violencia, lo más aterrador del filme es que los motivos del asesino se resumen a “maldad pura”.

A lo largo de 44 años, Halloween ha tenido 10 secuelas, 2 reinicios y varios universos alternos para justificar el regreso de Myers, teniendo resultados dispares, algunos aclamados, otros vergonzosos.

No fue hasta el 2018, que David Gordon Green, apoyado en la producción por John Carpenter y Jamie Lee Curtis, deciden lanzar una nueva trilogía, que cuenta como secuela directa de la película original y semi reboot de la saga, logrando lo inimaginable: darle dignidad a la saga, y reunir por una ultima vez a Michael y Laurie. 

“Halloween” y “Hallowen Kills” suceden la noche de Halloween de 2018, cuarenta años después de los eventos de la película original y en dónde encontramos a una Laurie Strode tachada de loca no sólo por Karen y Allyson (su hija y nieta), sino por todos los habitantes de Haddonfield, decadente y alcohólica, obsesionada por el regreso de Myers, quien vive encerrado en una prisión psiquiátrica de máxima seguridad y en donde no ha pronunciado una sola palabra. Pero como es de esperar, él escapa y la masacre comienza, llevando al pueblo a organizarse para detener y cazar al maniático inmortal. Las dos películas ponen sobre la mesa cuestionamientos como la manipulación del criterio colectivo, la veracidad de los líderes y hasta dónde el poder puede convertirte también en un monstruo. 

La gran incógnita en la audiencia perdura: ¿qué hace que Michael Myers sea prácticamente un ser con una fuerza en apariencia sobrehumana? Justo necesitamos el preámbulo de 2 películas para llegar a una respuesta, en que la “maldad pura” es la tesis central, no sólo de su metraje, sino lo que permite dar un cierre definitivo a los personajes.

El subtexto que construyó Carpenter en 1978 sobre la idea de Michael Myers como encarnación de la maldad es lo que Green explota, desarrollando una historia sobre el miedo, las heridas generacionales, los traumas colectivos y la posibilidad de sanar como personas, como sociedad…

Luego de un intenso arranque, el director se toma su tiempo -y sus libertades-, para salir de la “formula” y correr riesgos (lo cual se agradece) desarrollando una historia tejida con las consecuencias del miedo, el daño de los prejuicios y las etiquetas en los seres humanos y como la marginación puede llevarte a un punto de ruptura. 
Estamos ante una conclusión que empata perfectamente con los planteamientos sembrados en 1978, presentándonos personajes que confrontan a la audiencia con las consecuencias de combatir la violencia con más violencia. Si la primera parte de la trilogía de Green propone que los traumas se superan confrontándolos, esta reafirma que es muy fácil sucumbir ante el odio y la histeria. Además, juega con la idea de que la maldad es como una “infección”, a la que todos estamos expuestos, una figuración por mucho, inquietante.

Es innegable que, “la noche final” resulta sumamente confusa, al menos la primera mitad (pareciera que estamos viendo un capítulo de “Twin Peaks”). Tras el palpitante viaje de las anteriores películas todos esperaríamos que este capítulo conclusivo se trataría principalmente de un enfrentamiento entre la final girl y el sanguinario depredador, lo cual, evidentemente ocurre, pero toma la decisión de llevar a la franquicia por territorios más propios del “terror elevado”, lo que puede dejar a los fans de la saga, así como a los adeptos al género, amándola u odiándola.

“Halloween Ends” no sólo cierra de manera inesperada una saga icónica y representativa de la cultura pop, sino que también logra trasladar al slasher comercial a ritmos poéticos.

IMPERDIBLE

Por Enrique Chávez

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