#Opinión. Destino final 6: Lazos de sangre.

✍️ Por un fan que ahora desconfía de todo objeto cotidiano.

Después de más de una década sin ver a la mismísima Muerte en acción, Destino final: Lazos de sangre llega como una brisa fresquita en pleno verano sangriento. Y no exagero: esta nueva entrega es justo lo que necesitábamos quienes crecimos mirando con morbo (y un poco de culpa) cada accidente mortal imposible que esta saga nos ha regalado.

La película no solo cumple, honra y se divierte con el legado de la franquicia, sino que lo hace con una frescura que te recuerda por qué nos enamoramos del caos inevitable en primer lugar. Las muertes, como dicta la tradición, son el plato fuerte: brutales, sangrientas, y sí, puede que no tan enredadas como en otras entregas, pero su simpleza engaña. Porque cada una de ellas te hace retorcerte, gritar, y luego reír de lo absurda que fue la forma en que alguien volvió a morir por una pajilla o una bisagra mal puesta.

Y para quienes llevamos la saga tatuada en el corazón (o en la carpeta de DVDs), Lazos de sangre es un buffet de referencias, guiños y fan service de la mejor especie. No es solo nostalgia, es un tributo amoroso a todo lo que nos hizo mirar con miedo a un ventilador de techo.

¿Lo mejor? Te deja con la esperanza (y el deseo desesperado) de que esto no sea un punto final, sino una nueva racha. Porque si la muerte no descansa… los fans tampoco deberíamos.

Póntela, disfrútala y luego evita todo lo que te rodea

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