Opinión. The Whale: el retorno triunfal de Brendan Fraser a Hollywood

Antes de entrar a la función de The Whale, sólo sabía que la crítica internacional esperaba con ansias la película que marcaría el retorno triunfal de Brendan Fraser a Hollywood. Lo primero que noté al comenzar la nueva película de Darren Aronofsky fue que la pantalla aparecía en formato 4:3 y primero pensé que debía haber sido algún error del proyector, pero pronto entendí el propósito de presentar la cinematografía de esta manera. El formato 4:3 es llamado así por su relación de aspecto entre el largo y ancho de la pantalla. Un formato 4:4 sería un cuadrado perfecto donde el largo y ancho de la pantalla son exactamente iguales. En el formato 4:3, el ancho es 25% más corto que el largo de la pantalla, es decir, la película está presentada en un formato rectangular que se asemeja más a un cuadrado. Este estilo es en el que estábamos acostumbrados a consumir programas de televisión porque las pantallas en casa solían ser cuadradas y las pantallas en cine eran rectangulares y alargadas, estilo widescreen. Últimamente varias películas han hecho uso de este recurso de maneras artísticas muy efectivas como en The Lighthouse de Robert Eggers donde se utiliza junto con la fotografía en blanco y negro para generar una atmósfera que recuerda al expresionismo alemán de principios del siglo XX, o en X de Ti West donde la película abre desde el interior de un granero en 4:3 y en forma que avanza la cámara hacia adelante la imagen se expande hasta llegar al formato widescreen al que estamos acostumbrados hoy en día para simbolizar el cambio de los tiempos desde la perspectiva de la dulce y tierna anciana Pearl que protagoniza la película. En el caso de The Whale, tenemos este formato reducido en pantalla para enfatizar la claustrofóbica existencia y la preocupante obesidad mórbida de Charlie, un profesor de literatura que después de una gran tragedia en su vida se ha recluido en su casa y pasa sus días comiendo comida chatarra en exceso a manera de una lenta autodestrucción. 

A pesar de su devastadora tristeza y soledad, Charlie mantiene su buen humor y optimismo y trata de enfocarse en los aspectos más positivos y auténticos de las personas. En verdad la actuación de Brendan Fraser es merecedora de toda la expectativa que ha generado, es un papel que se beneficia inmensamente del desbordante carisma que siempre ha presentado este gran actor. The Whale es tan oscura y deprimente como suele ser la filmografía del director, pero irónicamente Fraser es el que se encarga de brindar la ligereza que mantiene equilibrado el tono. La historia se desarrolla en una semana dentro de la vida de Charlie donde es visitado en un principio por Thomas, interpretado por Ty Sympkins, un misionero que por alguna extraña razón se siente comprometido a salvar el alma de Charlie después de que lo encuentra a solas en su sala sufriendo de un ataque de ansiedad mientras ve pornografía. Charlie no está seguro si está sufriendo un ataque de pánico o al corazón pero en caso de estar muriendo le pide al misionero que le lea un ensayo sobre Moby Dick que siempre mantiene cerca por razones que descubriremos conforme avanza la trama. Por fortuna, poco después llega la enfermera Liz (Hong Chau) que se encarga de cuidar al profesor todos los días y en el transcurso de la semana Charlie también es visitado por su hija y su ex esposa, interpretadas por Sadie Sink Samantha Morton respectivamente. Y es a través de estas visitas que logramos entender un poco más sobre la situación de Charlie, cómo llegó a donde está y hacia dónde se dirige su vida.

Como ya se ha hablado por meses, la actuación de Fraser es sin lugar a dudas magnífica, sin embargo el resto de las actuaciones son muy desbalanceadas. Hong Chau es quien probablemente ofrece la actuación más consistente dentro del resto del reparto, pero Sadie Sink Ty Sympkins en particular ondulan entre parecer que no lo toman del todo en serio o que lo toman demasiado en serio y se envuelven en un melodrama adolescente del montón. Otro factor que juega en contra de la película es el hecho que todo se desarrolla en cinco días consecutivos, y por lo tanto el desarrollo de personajes se siente un poco forzado. Es difícil creer que en el transcurso de menos de una semana estas personas logren pasar por tanta turbulencia emocional y cambios personales después de una vida de combatir con cada uno de sus conflictos individuales. 

Aunque es presentada de una manera muy artística, realmente no hay un gran mensaje que comunicar y varias de las temáticas que se abordan se sienten superficiales y más enfocadas en provocar una reacción emocional en el momento que en explorar a profundidad la condición humana de los personajes. The Whaleno es perfecta, pero en sintonía con su mensaje general de aceptación no tendría por qué serlo. Es una película que va a satisfacer a todos los fans de Brendan Fraser que vitorean con emoción su triunfal retorno, así como a todos los seguidores de Darren Aronofsky, ya que bien pudiera ser el cierre de una trilogía temática junto con The Wrestler y Black Swan. A fin de cuentas, al igual que en esas dos películas, nos presenta la historia de un personaje con una compulsión autodestructiva que puede terminar con su vida de no ser capaz de cambiar su comportamiento.

– Rafa Carrillo

Aquí puedes ver el trailer:

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