¿La verdad? No es la película con la que soñabas, chance ni la que pediste, pero ¡aguas!, que sí es la que te despierta del sopor en el que andaba metido el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM).
Hay que darles el crédito, se avientan una jugada que ya se veía venir: te mastican y te remastican el contexto.
Como saben que medio mundo se desconectó en algún punto, pues te refrescan la memoria de quién es quién y por qué están aquí. Y ojo, que este no es el típico team de “Los Vengadores, edición light”. ¡No, señor! Aquí juntaron a los que siempre andaban por ahí, los héroes de relleno que ahora tienen su chance de brillar (o al menos de hacer algo más que pararse en una esquina).
La película se toma su cafecito, eh. No esperes acción desenfrenada desde el minuto uno. Se cuece a fuego lento, sazonada con una buena dotación de chistes. Algunos te harán soltar la carcajada, otros te harán arquear la ceja en plan “¿enserio?”. Se nota que le quisieron dar el toque Guardianes de la Galaxia, con sus momentos cómicos y su onda de equipo disfuncional, pero seamos honestos, la música aquí no tiene ni la mitad de la magia.
Y el villano… ¡ah, el villano! Nos lo presentan como un coco bien pesado, de esos que te hacen temblar las rodillas. Pero ojo, solo nos dan una probadita, un aperitivo de lo que se viene. Claramente están guardando el plato fuerte para después.
A ver, no nos engañemos, Thunderbolts no va a entrar al Olimpo de las pelis de superhéroes. No esperes que la gente la recuerde dentro de diez años como una obra maestra. Pero, ¡ojo!, que sí se siente como una brisa fresca, de esas que anuncian que después de la sequía podría llegar una lluvia revitalizante para el UCM. Así que, relájate, palomitas en mano, y dale una oportunidad. Quién sabe, igual y te sorprende.